Carta de Montevideo

MENSAJE A LOS PARTICIPANTES

Directivos y personal de las Instituciones Educativas Metodistas de América Latina

Iglesia Metodistas Nacionales

Sociedad en general

Reunidos en la Ciudad de Montevideo, Uruguay, del 13 al 15 de octubre de 2023, representantes de las instituciones educativas metodistas de Argentina, Bolivia, Chile, México, Panamá, y Uruguay, convocadas por la Asociación Latinoamericana de Instituciones Educativas Metodistas (ALAIME), reflexionamos acerca del tema: “Nuevas formas de ser y habitar las instituciones educativas”. Participaron también representantes de GBHEM (General Board of Higher Education and Ministries).  y del General Board of Global Ministries (GBGM), de la Iglesia Metodista Unida,

Somos instituciones educativas que vivimos en un tiempo marcado por el kronos: el tiempo lineal, de las agendas educativas, de los años y las horas. Pero no nos conformamos con el orden de las cosas en el tiempo presente y estamos atentos al kairós: tiempo oportuno, de calidad, en el que irrumpen las señales del Reino de Dios. Por eso somos sembradores de esperanza.

Nos aloja una rica herencia, como instituciones educativas que nos permite posicionarnos como artesanos de nuevas posibilidades para construir un mundo acogedor e inclusivo.

Tenemos el desafío de ayudar a nuestros estudiantes a adquirir las herramientas que les permitan, con los valores del Reino de Dios, ser y habitar con responsabilidad el mundo que les toca caminar hacia un horizonte mejor.

La pandemia del COVID atravesó a las instituciones educativas provocando fuertes cambios, que no imaginábamos. De todo ello, hemos aprendido que podemos priorizar contenidos, reorganizar las instituciones con creatividad, diseñar procesos de enseñanza y aprendizaje de múltiples maneras, evaluar poniendo el foco en los procesos más que en los resultados; transformarnos en “curadores” de recursos tecnológicos para ponerlos al servicio de la continuidad pedagógica y la comunicación. Hemos confirmado la potencia del trabajo colaborativo y solidario de la comunidad educativa en su conjunto, así como el valor formativo del dar autonomía al estudiantado en el protagonismo de sus procesos. La escuela, tan cuestionada en estos tiempos, salió en cierto modo fortalecida y reconocida en su especificidad en el terreno del enseñar y el aprender.

Ahora, es necesario retomar discusiones que manteníamos previo a la pandemia y que quedaron

interrumpidas por este evento: el desacople de los procesos de enseñanza y aprendizaje, reconociendo la necesidad de considerar tiempos, ritmos y estilos diferentes, quebrando el imaginario del enseñar “todo a todos al mismo tiempo”. Retomar la discusión sobre cómo despatriarcalizar la sociedad, cuestionando las relaciones de género para interrogar las relaciones de poder. Discutir cómo descolonializar el saber, al cuestionar la supuesta objetividad y neutralidad del conocimiento y del curriculum. En tal sentido, explicitar desde qué perspectivas nos posicionamos, no sólo implica honestidad, sino una manera de alojar la multiculturalidad en nuestras instituciones.

Nuevos tiempos que hacen más visibles nuestras características como sociedad: prisas agresiones, falta de empatía y tolerancia entre otros. Frente a esta realidad que es y que asumimos se nos plantea el desafío de hacer una pausa reflexiva, y volver la mirada a los estudiantes en su contexto para impulsarlos con amor, orientarles fortaleciendo su autoestima, su capacidad de ser agradecidos y de actuar a favor bien del común.

El compromiso es dar sentido y esperanza a los nuevos modos de ser y habitar las instituciones educativas metodistas siguiendo las huellas de Jesucristo y de actuar a favor del bien común.